14 octubre 2011

Primeros días en Aachen (Parte 2)

La guerra de los pisos

Si cambiásemos aquella Londres del Siglo XX por la Aachen del Siglo XXI y a los alienígenas por estudiantes extranjeros, tendríamos un argumento más que prolífico para escribir otra gran novela como la de George Wells y que posteriormente llevó Steven Spielberg a la gran pantalla.

No amigos, no exagero. La batalla de las Ardenas se libró aquí cerca en los albores de 1944. Creo que los ecos de la encarnizada lucha, siguen estigmatizados entre los estudiantes que se afanan por encontrar un lugar donde cobijarse el año en que habitarán la ciudad que durante el Imperio de Carlomagno, fue capital del Mundo.

Chinos, indios, japoneses, erasmus y alemanes de fuera de Aachen, son los principales protagonistas de este film, dirigido por los rectores de la RWTH (Rheinisch-Westfäliche Technische Hochschule) y la FH (Fachochschule Aachen).


Sinopsis

Aachen es una ciudad muy estudiantil. De los 250.000 habitantes que tiene la ciudad, casi una quinta parte (45.000) son estudiantes. De esos, la gran mayoría no son oriundos de la ciudad. ¿Qué implica esto? En primer lugar, la universidad no tiene edificios suficientes donde guarnecer tal legión de estudiantes. Las residencias son las que son y ahí no cabe todo el mundo. Para colmo, la lista de espera en ellas es de más de medio año. Muchos tienen que pedir la solicitud sin ni siquiera saber que vivirán en Aachen.

Es decir, tenemos una ciudad como Salamanca pero con una ingente invasión de estudiantes venidos de todas las partes del globo terráqueo. Y como todo en la vida existe una jerarquía. En primer lugar se sitúan los estudiantes asiáticos de China o Japón. Vienen con los deberes hechos de allí, con muchas ayudas y facilidades y en muchas ocasiones son los que mejor trato reciben. Un escalón por debajo se situarían los indios/hindúes (de la India), aunque estos diría que no cuentan con tanto trato de favor en cuanto al alojamiento. Detrás de ellos se sitúan los estudiantes alemanes de fuera de Aachen. Al estar en el mismo país, saben mejor la mecánica de las universidades, residencias y como funciona el país y la ciudad, aunque no sean de allí. Y adivinad quién está en el último escalón. Pues sí, efectivamente. Los "tan queridos" Erasmus.

Bueno, al turrón. ¿En qué se traduce todo esto?. Empecemos por el principio. A la hora de buscar piso tienes tres opciones:

- En primer lugar, internet. Existen muchas páginas de anuncios o de inmobiliarias online con alquileres de pisos de lo más variopintos. La ventaja es que las cosas vienen muy detalladas y muy explicaditas, muchas veces con varias fotos. La contra, ¿saben el dicho ese de "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia"?. Pues aquí generalmente se cumple al 100%. Falso: Piso completamente amueblado en el que ves cuadros, sofas, televisión de plasma, etc. Realidad: Si te dejan alguna bombilla y algún mueble en la cocina date con un canto de los dientes. Falso: La luz que supuestamente hay en el piso cegaría a la mejor de las cámaras fotográficas. Realidad: Incluso un topo se perdería entre semejantes penumbras. Falso: El piso aparece impoluto sin una sola mancha. Realidad: Aparecen rodando los típicos matojos del Oeste, tanto por la suciedad como por la soledad del inmueble. Vale, a lo mejor somos un poco exagerados, pero la verdadera realidad es que la mayoría de pisos vienen sin amueblar en Alemania.

Ah! se me olvidaba. En estos anuncios, muchas veces no viene el teléfono de contacto y hay que enviar un e-mail. Pero, ¡ay, amigo! no te hagas ilusiones porque no te van a contestar. Luego explicaremos uno de los motivos.

-En segundo lugar, periódicos. Aquí en Aachen los periódicos tienen una sección de anuncios los martes y sábados. Además, hay un periódico sólo de anuncios que se vende los viernes (Announce) por 2,40. En ellos se puede apreciar una "gran" gama de inmuebles (apenas una columna) que van de los más escuetos a los, algo más sofisticados.

Toda vez que has seleccionado los pisos que te puedan interesar meridinamente por sus características, procedemos a llamar. Primero, te presentas en alemán y le dices aquello de: "Ich habe ihre Anzeige in die Zeitung gesehen" (He visto su anuncio en el periódico).Tras este primer paso, ya puedes desechar casi el 50% de ellos, si oyes la palabra mágica: Vermietet (Alquilado). Hemos sufrido casos en los que el piso se había alquilado a las dos horas de salir el periódico.Si has tenido suerte y no está alquilado, inmediatamente recurriremos a la tan ya famosa frase de: Sprachen Sie Englisch? (¿Habla inglés?). Aquí pueden suceder dos opciones. Que diga sí o no. Si dice que no, ya puedes colgar el teléfono. Fin del juego. Si te dice que sí, empezará el interrogatorio. Si después de que la CIA autorice el que vayas a ver el piso, ¡¡¡ enhorabuena !!! has conseguido una entrada para ir a la casa del terror.

-En tercer lugar, agencias. Las agencias inmobiliarias son una especie de oasis en mitad del desierto del Kalahari. Los pisos que ofrecen tiene muy buenas características (están amueblados, mejores zonas...) y tienes la seguridad de firmar un contrato con una institución privada y no alguien cualquiera. Pero como todo en esta vida, tiene que tener un pero. Ese pero se llama Provision (comisión). Esta va en proporción de los meses en los que vas a estar en el piso, pudiendo llegar a ser hasta 2 veces una mensualidad (es decir, puedes llegar a pagar hasta 1400-1500 € solo por firmar un contrato). Las visitas a los pisos las conciertas con ellos sin mayor problema y lo que te enseñan sí que es la realidad.

El pasaje del terror

Matizamos que quedan excluídos de todo lo que vamos a exponer, los pisos de las agencias, que nada tienen que ver con lo que aquí se va a relatar.

Aquí en Alemania es muy común el "Día de Puertas Abiertas". Te personas con tu ticket en la entrada, cual carnicería, para ver el piso en cuestión. Llegas el primero al portal del inmueble y ves como se empieza a acercar la gente como si de champiñones silvestres se trataran. Aún así, intentas que la lógica impere y piensas que cada uno entrará en su turno. Nada más lejos de la realidad. Esas 20-30 personas, te acompañarán amablemente en tu visita del piso de unos 40-50 m2, que quitando muebles y demás, toca a medio centímetro de espacio por cabeza. Si respirar ya es jodido, ver el piso es un lujo. Simplemente ves las cosas que el habitante de ese espacio tiene en el piso (telarañas, piernas ortopédicas con un tanga colgando, cacerolas con una civilización que ya ha alcanzado el Renacimiento, etc.). Pero tú, que has vivido en Móstoles o en los barrios bajos de Irlanda, te atreves a preguntar por el alquiler. El guía de la manada te invita a apuntarte en la Lista de Schindler, donde pondrás tu nombre, teléfono, email, profesión, debajo del de 40 chinos, 30 indios, 15 italianos y otros 10 españoles. Esta lista llegará al propietario que irá seleccionando a sus paladines mientras en su cabeza piensa: "Eres el rival más débil, adiós".

Si has tenido suerte, y el piso lo puedes ver tú solo sin la tuna acompañándote, te pueden suceder cosas como las que nos pasaron a nosotros. Sólo pondremos 2 de las anécdotas más curiosas:

- Uno de los pisos era una oficina reconvertida a "espacio habitable" de unos 30 m2. La cocina constaba de un fregadero y dos fogones, un minifrigorífico y una estantería. Todo apiñado en un metro cuadrado. En cuanto al baño... he conocido inodoros públicos de antros de Madrid que tenían el doble de espacio que éste. Ducharse era difícil, lavarse las manos con la puerta abierta complicado... pero para cagar, tenías que tener nociones de jugador de baloncesto.

- Otro de los pisos, era muy espacioso, incluso tenía dos plantas (si bien la de arriba no era más que una habitación). Bien situado, cocina y baños grandes, con mucha luz y perfecto si te gusta vivir de acampada, cocinando en una hoguera en tu salón, durmiendo en una tienda de campaña y poder plantar tus propios pinos en el suelo de tu casa.... El piso estaba totalmente en obras, con el baño y la cocina desmontados por completo. A todo esto, nos recibió un hombre (diremos que con un bigote que le daba un aire a cierto dictador histórico alemán) que solo hablaba la lengua de Goethe. Tras preguntarle que cuando estaría disponible ese solar, nos contestó cualquier cosa menos una fecha.

Moraleja de la historia

No queremos generalizar con toda Alemania, pues desconocemos la situación en otras ciudades. Pero si estás pensando en vivir en Aachen, ármate de paciencia para encontrar piso porque es tremendamente complicado, especialmente en estas fechas.

Final feliz

Después de haberos hecho esperamos, sonreír, con nuestras historias, vamos con el final feliz de la película. Tras casi dos semanas en Aachen, tenemos en nuestras manos el contrato ya firmado de la que será nuestra casa durante los próximos meses. Ahora lo recordamos todo esto con gracia, pero en su momento lo pasamos francamente mal y nos llegamos a desilusionar.

Desesperados ante la imposibilidad de obtener un piso por nosotros mismos, tuvimos que acudir a una agencia y, aún asi, tuvimos la inmensa suerte de llegar el día en que justo habían subido un nuevo anuncio. Sino hubiese sido así, tendríamos que haber seguido esperando más a la espera de nuevos pisos o que los que estaban delante de nosotros no quisieran sus respectivos apartamentos.

El piso está muy céntrico y completamente amueblado. La cocina tiene lavadora, lavavajillas, frigorífico, horno, placas vitrocerámicas, etc. El baño tiene la particularidad alemana de tener el toilette separado de la ducha y el lavabo. La habitación y el salón son bastante modernos, luminosos y amplios y no hay problemas de espacio con los armarios, porque están empotrados. La única pega es que es un quinto sin ascensor (Como casi todos los pisos en Aachen), aunque realmente se trate de un cuarto, pues el entresuelo se considera primer piso. Pero, aunque éste es un pero bueno, si no vivierámos en un quinto, no tendríamos estas maravillosas vistas.


Entraremos a vivir a finales de este mes (así está estipulado en el contrato, pues los actuales propietarios se marchan en esa fecha). También deciros, que es usual en Alemania disponer de un búnker en el que dejar bicis u otras cosas que no tengan uso, a modo de trastero. Nosotros no somos menos, sin duda será una visita que no olvidaréis cuando bajéis por esas estancias muahahaha.

Solamente queda deciros que ya podéis reservar vuestra estancia en el Hotel Patty&Adrián Resort de Aachen y que os esperamos a todos por tierras alemanas hasta Agosto de 2012.





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