08 octubre 2011

Come, reza, ama


Así se titula la novela autobiográfica de Elisabeth Gilbert en la que se basa la película del mismo nombre, interpretada por Julia Roberts. La protagonista Liz Gilbert tiene todo lo que una mujer actual desearía tener: un marido, una preciosa casa y una exitosa carrera; sin embargo, se encuentra confusa y sin un ápice de pasión por su vida. Por eso, tras varios fracasos sentimentales, decide salir de su acomodada vida para embarcarse en un viaje alrededor del mundo.


Supongo que todo el mundo se habrá sentido así alguna vez, pero yo he tenido esa sensación toda una vida. He tenido unos padres que siempre han velado por mí y que me han dado todo el amor y el cariño que un niño podría tener (incluso más), he ido a un buen colegio, he sacado siempre buenas notas y he podido estudiar la carrera que yo he querido. Sin embargo, como Liz, he llegado a despertarme por las mañanas con la sensación de estar vacía, sin sentir ni pasión, ni chispa, en un país que cada día que pasa se va más al traste y que fuera de sus fronteras es casi exclusivamente conocido por el Sol y sus fiestas. Con esto no quiero que se interprete que no me guste mi país, allá donde vaya nunca ocultaré ni renegaré de mis orígenes mostoleños. Me gusta la tortilla de patatas, el jamó serrano, los bocadillos de calamares, las tapas, ir al Rastro, comer y cenar tarde, ver las películas en mi idioma, ver al R.Madrid, vibrar con la selección española y pasear por las calles iluminadas y soleadas de Madrid. Pero esas pequeñas cosas, aunque forman parte de lo que soy, no consiguen llenarme. Y no fue hasta hace unos años cuando fui a Cambridge cuando descubrí lo que realmente me llenaba: recorrer el mundo. Supongo que el hecho de que desde pequeña me encantaran los idiomas ya era un indicativo de ello, pero el vivir durante un tiempo lejos de aquí acabó de abrirme los ojos. Desde entonces, mi habitación está llena de fotos de sitios en los que quiero estar, un libro con los 1000 sitios que ver antes de morir y suelo ver cada semana ilusionada “Madrileños por el mundo”, mientras pienso “eso quiero verlo o hacerlo yo”.

El único problema es que tan lejos de casa, puedes sentirte un poco solo. Hace algo más de un año, conocí a un chico con esos mismos pensamientos, que desde entonces se ha convertido en mi inseparable compañero de viajes. 

Nunca he tenido muy claro lo que quería o no hacer con mi vida, incluso ahora con un título bajo el brazo sigo sin tener del todo claro cuál es mi camino. Y la única manera de conocer lo que realmente quiero hacer con ella, es ver todo lo que la vida puede ofrecerme ahí fuera.  Si se pudiera resumir todos estos pensamientos en tan sólo unas estrofas, esas serían las de la canción de los suecos The Sounds, y que da título a este blog, “Home is where the hearts is” :

There was a time I couldn't see myself growing older
But then I went for a walk when I came back
I was so much taller
Maybe try to find something that I could be part of
But I decided to leave, and then I crossed the river
I went coast to coast, and from star to star
But that's how you learn, who you really are.

Home is where your heart is
Find where you belong, start to take control,
show a little soul
Then you feel who you are.”


Así que bienvenidos a todos aquellos que visiten este blog, ya sea para ver cómo nos van las cosas allá donde el viento (o la música) nos lleve o para aquellos que deseen conocer más cosas peculiares y no incluidas en las guías sobre todos las ciudades que visitemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario