Es de sobra conocido por todos esta magnífica obra de
Charles Dickens, en la que narra la historia de Ebenezer Scrooge; un personaje
malhumorado y gruñón que desprecia a todo el mundo. Pero, cuando el
espíritu de las Navidades pasadas, presentes y futuras lo lleva a un viaje, en
el que descubre las verdades que siempre se ha negado a ver, el corazón del
viejo avaro se ilumina y se da cuenta de que debe actuar para contrarrestar
tantos años de egoísmo.
Si hoy existiera este Scrooge, seguro que esos tres
fantasmas se le habrían aparecido en algún rincón de Alemania. El fantasma de
las Navidades pasadas le enseñaría un país que alberga el origen de muchas
de las costumbres navideñas actuales. El de las Navidades presente le
mostraría cuan arraigadas están aún estas tradiciones. Y el de las
Navidades futuras, le enseñaría que allá donde fuere, cada Navidad llevaría en su
corazón el brillo y el aroma de las navidades alemanas.
·
El Adviento: Preparación a la Navidad.
El adviento, o literalmente “la venida del Redentor”, es el
período de preparación para el nacimiento de Cristo. Los alemanes celebran el
Adviento las cuatro semanas previas al día de Navidad, que queda simbolizado en
las coronas y calendarios de Adviento.
Las primeras consisten en una corona de pino o abeto,
adornadas con piñas, bolas o lazos, sobre la que se colocan 4 velas.
Cada uno de los cuatro domingos antes de Navidad, se va encendiendo una vela,
hasta dicha fecha. Esta tradición surgió en el S.XIX, gracias al teólogo alemán Johann Hinrich
Wichern. Colocó sobre una rueda de madera 19 velas delgadas (por cada uno de
los días que faltaban hasta Noche Buena) y 4 gordas (por cada domingo), para enseñar
a los niños, los días que aún debían de esperar para la Navidad. Con el paso del tiempo, el número de velas,
evidentemente, ha disminuido y la forma de la corona se ha modificado por otros
modelos más divertidos y originales.
Para hacer a los niños, y los no tan niños como nosotros, la
espera más dulce, las casas y tiendas se adornan con los calendarios de
Adviento. Todos los días, desde el 1
hasta el 24 de Diciembre, se abre una de las ventanitas, detrás de la cual se
oculta una imagen, una chocolatina o una sorpresa. Los motivos de estos
calendarios son muy variopintos también, desde los más simples de trapo o
madera, hasta los más llamativos, de Playmobil (en el que por cada día recibes
una pequeña figura hasta completar las 24 de una escena navideña) o, como el
nuestro, de Kinder (un árbol de Navidad, cuyas ventanitas ocultan miniaturas de
todas las clases de chocolatinas de la marca).
·
St. Nikolaus: el origen de Papa Noel.
El 6 de Diciembre, es un día muy especial para los niños
alemanes. Los pequeños se levantan de sus camas, y corren hacia la puerta de
entrada, en donde, la noche anterior, han dejado sus zapatos. Esa noche Saint
Nikolaus y su criado Ruprecht pasan por las casas con su libro dorado, en el
cual están registradas todas las buenas y malas acciones de los niños. Si han
sido buenos, sus zapatos estarán
llenos de chocolatinas y golosinas; pero si han sido malos, Ruprecht les
azotará con su látigo (¿¡W T F!?).
En Holanda y Bélgica, San Nicolás no llega caminando, sino
en barco desde… ¡España! (aunque en estas fechas, más que dulces, lo que los
niños encontrarían sería una nota citando: “No hay dinero para golosinas, pero Feliz
Navidad “ Firmado: Saint Nikolaus). En Estados Unidos, este santo se fue transformando poco a poco en un icono más comercial, hasta
convertirse en (y supongo que ya todos lo habréis adivinado) … tatatachán…
¡Santa Claus! Su indumentaria religiosa se sustituyó por un gorrito y traje
rojo, cambió sus caminatas por un trineo tirado por renos, se mudó al Polo
Norte y el día se trasladó al 25 de Diciembre, para hacerlo coincidir con la
Navidad cristiana.
·
Los mercadillos de Navidad: una feria para todos
los sentidos.
He de decir, con respecto al famoso vino caliente (lo hay
blanco o tinto, con o sin licor), que si alguno va pensando en encontrarse una
taza de puro Rioja se llevara una buena decepción. El Glühwein no deja de ser
más que el típico vino en brick del Mercadona, caliente, que en cualquier otra
circunstancia sabe a rayos. Pero el ambiente navideño, las curiosas tazas en
las que lo sirven y las bajas
temperaturas hacen el resto, convirtiéndolo en la mejor bebida y estufa del mundo.
·
Especialidades navideñas: tradición artesanal y familiar
En Alemania las tradiciones y costumbres navideñas han
perdurado por siglos, y el pueblo Alemán se siente bien orgulloso de ello. Pero por supuesto, en toda celebración germana, no podían faltar los dulces. Los más
importantes, o al menos los que hemos tenido ocasión de degustar son:
- - Lebkuchen
(o Pfefferkuchen): originarios de Nürnberger desde 1927. Que aquí
reconoceremos más como esas “galletas” enormes de jengibre (muy socorridas como
souvenir). Si bien es cierto, que sus ventas se disparan sobretodo en Navidad,
también se pueden encontrar durante todo el año, aunque con otros motivos (San
Valentín, Carnaval, Cumpleaños…).
- - Christstollen (o simpletemente Stollen): receta
procedente de Sajonia y Dresde, del S.XVII. La costumbre es elaborar este
azucarada hogaza de manera casera y al gusto (decorado con frutas, nueces o
pasas), para después ofrecérselo a las visitas. Vamos como hacemos con el
turrón y las peladillas en España, solo que aquí les encanta pringarse las
manos de harina (lo cual a una servidora
le encanta). El sabor… parecido al Panettone italiano, con toneladas
de azúcar glas por encima.
- - Weckmann (u hombrecitos de San Martín): es un
bollo en forma de hombrecillo, decorado con una pipa y con dos pasas como ojos.
La verdad, he de decir que de todos los bollos navideños que he probado, este
es el que más me gusta… perfecto para mojarlo en una buena taza de chocolate
caliente ;).
Y por supuesto, como en toda buena Navidad, no podían faltar
los villancicos, eso sí aquí son menos ruidosos. Nada de panderetas, ni
zambombas… y entonados perfectamente. Aquí os dejo una versión alemana del Noche de Paz; o más bien debería decir la original Stille Nacht, Heilige
Nacht, puesto que fue compuesto por un
sacerdote alemán allá por 1818.
Así que si teneis la oportunidad de escaparos alguna vez a Alemania por estas fechas, os lo recomendamos sin ninguna duda, porque después no volvereís a ver y sentir la Navidad de la misma manera. ¡Feliz Navidad! O mejor dicho ....
Frohe Weihnachten und ein gutes neues Jahr!
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